por Cristina Monros

La educación en la diócesis hoy

Cristina es la directora de la escuela especial Santa Margarita y también es la presidente de la Junta diocesana de educación.
En este artículo nos cuenta la actualidad de los establecimientos educativos del obispado.

Desde el inicio de su tarea pastoral, monseñor Jorge Gottau consideró la educación como un medio primordial de pro-moción humana.

“Consideramos la educación como el factor principalísimo para levantar esta inmensa zona del Chaco santiagueño a un nivel cultural, social y espiritual digno de sus hombres, ya que muchos de ellos están sumidos en una miseria, que aunque duela decirlo, es vergüenza de nuestra patria.”

Por ello, una de sus primeras tareas fue poblar de establecimientos educativos de distintos niveles y orientaciones el vasto territorio de la diócesis, desde las ciudades más grandes –en las que hace cincuenta años, y hasta hace muy poco, no había pavimento, ni agua, ni, en muchos casos, luz eléctrica–, hasta los parajes más despoblados y de difícil acceso, adonde no llegaba el Estado.

En la actualidad son veinticuatro centros que ofrecen servicios de: escolaridad ini-cial, primaria, secundaria (con distintas orientaciones), superior (dos institutos de formación docente), capacitación laboral y educación especial. No todos dependen del obispado porque algunos están en manos de congregaciones religiosas, pero mantienen una estrecha relación y desarrollan su labor educativa en coherencia con el ideario diocesano.

En algunos lugares nuestros colegios ya no son la única opción. Esto constituye un nuevo desafío: la exigencia de no ser sólo un servicio “complementario” que cubre una necesidad social… Se pone en evidencia lo esencial de la escuela católica: ser sujeto eclesial evangelizador, desde la educación integral.

Dada la importancia de la formación de los docentes, que son los agentes de esta tarea evangelizadora, desde hace aproximadamente quince años se vienen realizando encuentros con el personal de todas las escuelas, organizados por la Junta Diocesana de Educación Católica. El carácter de estos encuentros se ha ido ajus-tando a las necesidades de los distintos momentos…

En una primera etapa, se orientaron a la animación pastoral, a la toma de conciencia de la condición de “católicas” de nuestras instituciones.

Más adelante, se fue avanzando en la especificidad, desarrollando por separado encuentros para todos los docentes, y otros de “organización y administración escolar”, dirigidos a directivos y personal de administración (secretaría).

En los últimos tres años, en la búsqueda de una estructura organizativa adecuada para una pastoral de las escuelas, teniendo en cuenta su realidad actual, comenzamos a sistematizar un trabajo con los equipos de conducción, desarrollando encuentros anuales de reflexión y formación, especialmente en la gestión, de modo de consolidar escuelas al servicio del hombre, que salen a su encuentro ofreciéndole una propuesta evangélica; y una capacitación que se lleva a cabo en jornadas periódicas.
También continúan los encuentros de pastoral docente, ya que consideramos necesario ofrecer los espacios de formación desde una experiencia vivencial y fraterna.

Los frutos, en este sentido, no son, lógicamente, cuantificables como para hacer una medición de resultados muy objetiva; pero sí se observa un crecimiento en lo organizativo, y especialmente en lo que respecta a la comunicación entre todas las instituciones. A través de Internet, hemos logrado establecer la conexión con todas, si bien en algunos parajes no tienen servicio permanente ya sea de Internet o, aún más básico, de electricidad. No obstante, se ha avanzado mucho en este aspecto.

Somos conscientes de que no sólo depende de los medios sino sobre todo, de una cuestión de “cultura”, de conciencia… El sentido de Iglesia debe impregnar todos nuestros actos; y llevar adelante escuelas católicas no puede quedar fuera de este marco. Por añadidura, el estar comunicados redunda en beneficios en lo que hace a la calidad y la credibilidad del servicio que se presta…

Desafíos
Así como el avance de la tecnología nos permite estar informados y comunicados en un modo “bastante” instantáneo y fluido, como el trigo y la cizaña también se entremezclan los efectos menos constructivos de la globalización. Los jóvenes y los mismos docentes, no están exentos de la influencia de muchas tendencias que circulan por el mundo, y que no se condicen con sus aspiraciones más profundas y genuinas de hijos de Dios.

Entre los jóvenes de las ciudades más pobladas y desarrolladas, como también entre los que están prácticamente en el monte, se dan muchas situaciones de depresión, de violencia, de adicción al alcohol y drogas y de desórdenes de todo tipo. Esto habla de un vacío y sinsentido existencial que, muchas veces, es causante de suicidios.

No es difícil desanimarse ante este panorama; pero justamente ahí queremos “marcar la diferencia”, haciendo que estas señales de alarma nos muevan a repensar nuestras acciones para responder adecuadamente a lo que se le está demandando a la escuela hoy.

Sabemos que en el Evangelio están todas las respuestas; el reto es renovar permanentemente nuestro compromiso y respuesta, para “traducirlo” a la práctica pedagógica. De ahí nuestra búsqueda constante de nuevas estrategias para caminar juntos en la formación de “hombres nuevos”…